Seminario Cuál es el futuro del capitalismo - 3

Autores

Seminario de reflexión ¿Cuál es el futuro del capitalismo?

Tercera parte - ¿Cuáles son las rutas de superación o salida del sistema?

Cuarta parte - Debate final

 

Relatoría

Seminario internacional ¿Cuál es el futuro del capitalismo?

Día 2. ¿Cuáles son las rutas de superación o salida del sistema?

El martes 16 de octubre se realizó la segunda sesión del seminario internacional ¿Cuál es el futuro del capitalismo?, cuyo tema fueron las vías de superación del capitalismo. La mesa de exposiciones fue abierta por Daniel Inclán, quien enumeró algunas de las preguntas propuestas para guiar las exposiciones: ¿cuáles son las bases materiales para la superación del capitalismo? ¿Cuál es el papel de lo público y del estado? ¿Cómo hacer una lectura histórica de la movilización social? ¿Cuáles son los referentes y las bases políticas de los movimientos emancipatorios?

La primera ronda de participaciones fue abierta por Silvia Federici, quien señaló que las luchas no deben ser sólo de oposición y resistencia al capitalismo, sino que también deben construir una nueva realidad: nunca es suficiente el no. Una lucha que es constructora comienza a cambiar la vida de la gente en lo inmediato; es una lucha que da vida. Las luchas anticapitalistas deben ser luchas que construyan, que den lugar a distintas formas de relaciones: que no destruyan la tierra, que no destruyan el territorio, que no destruyan a los otros. En este proceso emergen preguntas sobre la reapropiación de la riqueza social: qué se conserva y qué se abandona. Destacó la importancia de la conformación de espacios autónomos, donde se pueda participar sin temor a ser ridiculizado (en particular, donde las mujeres puedan expresarse y discutir sin temor a ser ridiculizadas y donde las discusiones que para ellas son importantes no sean marginadas o puestas en segundo plano); donde no se separa la reproducción de la vida y la rebeldía, subvirtiendo las jerarquías. También planteó la importancia del trabajo reproductivo en las luchas anticapitalistas, pues considera que no hay espacio con mayor potencial creativo que este.  

Le siguió Gustavo Esteva, quien refirió que el principal enemigo está en la casa y en nuestros cuerpos. Por ello, la construcción de las alternativas es antipatriarcal, anticapitalista, anti-antropocéntrico, anticolonialista, antirracista y anti-sexista. No obstante, lo que define a las luchas no es a lo que se oponen, sino aquello por lo que luchan y que construyen, bajo el horizonte de un plan de vida completo: desaparición seria de las jerarquías; centralidad del cuidado de la vida; centralidad de la mujer; rigen su actuar por un principio de subsistencia, no de escasez; luchan contra toda forma de racismo y sexismo; el cariño y la amistad son la argamasa que une a los colectivos; construyen la autonomía, a la que definió como “el arte de organizar la esperanza”. Se necesitan usos estratégicos de las tecnologías; así como tomar cosas del ayer para el mundo de hoy, con el fin de lograr una confluencia global de alternativas en las que aprendan unos de los otros. Al finalizar su participación, Esteva señaló que con el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador se conformaron tres grupos: 1) quienes piensan que llegó el mesías; 2) quienes piensan que, aunque con límites, se abre una ventana de oportunidad; 3) quienes ven en la llegada de AMLO incluso un peligro –grupo en el cual él se sitúa.

Por su parte, Márgara Millán consideró que aunque el capitalismo ha intentado avasallarlo todo, no lo ha conseguido. Se ha enfrentado a conglomerados sociales que resisten y que han logrado transformar los “no” en múltiples “sí”, hasta lograr varias revoluciones en curso, entre ellas la feminista. Estos conglomerados han recuperado sus capacidades política y de autodeterminación para construir otras maneras de ser y de florecer en el mundo, así como para vivir otra idea de felicidad en un marco no jerárquico, solidario y empático. Lo que hace posible un cambio sustantivo que permite producir un ethos en el que se recupere la capacidad política de los sujetos sociales.

Gonzalo Fernández hizo referencia a los conceptos a partir de los cuales piensa el cambio social: transición, confrontación, radicalidad, desobediencia, inclusividad, interseccionalidad, construcción del poder popular y local, defensa de los bienes naturales. Coincidió en que no basta con que las luchas se opongan al statu quo; es necesario que tengan un sentido propositivo. Afirmó que aunque algunas luchas fracasen, lo que se tiene que hacer en estos momentos es “fracasar mejor”, para aprender de los errores.

La siguiente exposición estuvo a cargo de Ana Esther Ceceña, quien partiendo de la hipótesis de la bifurcación sistémica afirmó que esta no necesariamente será virtuosa, ya que los sujetos de poder del capitalismo están organizándose y articulándose para mantener su poder y privilegios. ¿Cómo hacer para que las tendencias que apuntan a preservar la jerarquía y la polarización no limiten o eventualmente triunfen sobre las tendencias positivas? ¿Cómo superar la construcción de burbujas? Un aspecto de enorme importancia es conocer el entorno en que se desarrollan las luchas: por más voluntad con que se luche, no se pueden obviar las condiciones actuales del mundo, pues estas limitan las potencialidades de los procesos emancipatorios. Por otra parte, las alternativas deben construir un mundo material, pues la emancipación no son sólo sueños, esperanzas e ilusiones. Asimismo, apuntó que debe construirse un sentido común de la emancipación, a partir del cual el saber logre constituirse como poder que logre atacar lo impenetrable del sistema.

En la última presentación, Armando Bartra señaló que el capitalismo nace con la resistencia al capitalismo; desde mediados del siglo XIX, el discurso anticapitalista dominante ha sido el marxismo. No obstante, hay que someter a crítica algunos límites del marxismo y desembarazarse de ellos. De entre las ideas del marxismo de las cuales hay que deshacerse, destacó: que la historia tiene un sentido definido que asegura la emancipación, que hay una única clase revolucionaria (el proletariado), que hay una vanguardia que debe dirigir el proceso de cambio, que el desarrollo de las fuerzas productivas es liberador, que hay que dominar a la naturaleza, que se lucha contra la modernidad desde la modernidad. ¿Cómo luchar por la transformación si la historia no está a nuestro favor? ¿Si no hay una única clase revolucionaria? ¿Cómo luchar no por modernidades alternativas sino contra la modernidad? Afirmó que la resistencia al capitalismo acompañó al surgimiento del capitalismo. Desde entonces, quienes conservan espacios de autonomía, reductos comunitarios, socialidades precarias, han resistido para no perder lo que tienen. Es necesario preservar, crear y fortalecer estos espacios de resistencia. Bartra consideró que el problema de estas luchas es cuando se convierten en “burbujas”, pues a la larga el estado y el capital las destruyen o las incorporan. Por esta situación, Bartra consideró que es necesario disputar los espacios que quedan del Estado-nación.

Del debate libre, se destaca:

Gustavo Esteva se refirió al problema de la escala de las alternativas; afirmó que para éstas no se trata de crecer, sino de hacer todo (particularmente la tecnología) en escala humana, de volver a lo pequeño, siempre relacionado con otros para superar los localismos y globalismo, oponiendo un pluralismo. En cuanto a la temporalidad de las luchas, señaló que es necesario construir los cambios ahora y no esperar a la larga temporalidad para las grandes transformaciones. Se refirió a que es necesario deshacerse de la idea de gobierno, pues implica gobernantes y gobernados. Esteva comentó que la metáfora de la “burbuja” le parece errónea, debido a que los procesos autónomos reconocen el mundo en que viven y luchan, echan mano de la institucionalidad vigente cuando es necesario y están vinculados con otros procesos.

Por su parte, Silvia Federici afirmó que es necesario mirar a la historia para pensar a las alternativas a futuro, ya que estas parten de las condiciones del presente, legadas por el pasado, formas universales de lo singular. Llamó la atención sobre la importancia de pensar lo común y lo público más allá del estado. Federici puso sobre la mesa el tema de la relación de las alternativas con la tecnología. También destacó que no se puede negar el género en las luchas sociales.  Señaló que las alternativas no deben oponerse en general al uso de las tecnologías, sino preguntarse, ¿cuáles? ¿cómo son producidas? ¿con qué relaciones sociales se utilizan?

Armando Bartra señaló que la fuerza está en la diversidad de las formas de lucha, por lo que el reto es conservar la diferencia suprimiendo las jerarquías. Esto es una forma de salir de las burbujas autistas para construir socialidades alternas que no se articulan sino convergen: formas de unir lo separado. En cuanto al campesinado, es una realidad que siempre ha estado en los márgenes y que no puede expandirse; el reto es sostener nuevas formas sociales sobre esta actividad. 

Márgara Millán comentó que la resistencia a la modernidad tiene que darse desde dentro de la modernidad; los afueras se construyen desde dentro. En cuanto a la diversidad y las diferencias, comentó que le preocupa que una falsa integración pueda conducir a su eliminación.

Ana Esther Ceceña reflexionó en torno a la necesidad de crear un sentido común propicio para las emancipaciones. Comentó que debido a que en la actualidad la guerra está en todos lados y es de espectro completo, las luchas en todos los espacios y niveles son valiosas y necesarias.

Ante un cuestionamiento hecho por Raúl Ornelas sobre la contradicción entre el llamado a criticar la modernidad desde fuera de la modernidad y al mismo tiempo a luchar por y desde el estado (una de las instituciones más importantes y características de la modernidad), Armando Bartra refirió que romper con el paradigma de la modernidad no implica dejar de luchar en los espacios que la conforman: los territorios y contradicciones de la modernidad son en los que vivimos y de los que somos parte; por tanto, debemos luchar desde ellos para superarlos.

Esto dio pie a un interesante debate sobre el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador en julio de 2018 –al que Armando Bartra calificó como “la experiencia emancipatoria más importante del México contemporáneo– y su significado.

Esteva afirmó que es erróneo confundir la agregación estadística de 30 millones de votos con la conformación de poder popular y de un sujeto colectivo claramente identificable. La suma de voluntades individuales no es igual a una voluntad colectiva. También señaló que no es válido comparar como sujetos políticos a los 30 millones de personas que votaron por AMLO con quienes se organizan desde hace mucho tiempo para producir su vida de otra forma. Contrapunteó lo dicho por Bartra señalando que la experiencia emancipatoria más importante, no sólo en el México contemporáneo sino en todo el mundo, ha sido la experiencia zapatista.

A propósito de este debate, Ana Esther Ceceña señaló que aunque no pretendía regatear el triunfo de nadie, es necesario ser muy críticos sobre qué se ganó con el triunfo de AMLO. Coincidió con Esteva sobre que 30 millones de votos no equivale a la conformación de una voluntad colectiva; añadió que algunos de esos 30 millones no necesariamente votaron por amlo por convencimiento de su proyecto, sino en oposición al PRI. Ceceña también señaló que la experiencia emancipatoria más importante del México contemporáneo ha sido el levantamiento zapatista.

Cristóbal Reyes y Daniel Inclán

Tipo de contenido geopolítica