Chevron. Paradigma de la catástrofe civilizatoria

Ceceña, Ana Esther y Raúl Ornelas (coordinadores) [2017], Chevron. Paradigma de la catástrofe civilizatoria, México, Siglo XXI, 259 pp.

Chevron es una de las más grandes empresas globales del planeta. Su historia se remonta al siglo XIX en que el petróleo se instala como pivote del acontecer capitalista. Su actividad genera a a la vez una mercancía, un modo de vida y una materialidad. Es un motor que da cuerpo, contenido y dinámica al capitalismo de nuestros días, que lo apuntala y lo diseña en el mismo acto. Por eso estudiar Chevron requiere cavar profundo y extenso. Implica desentrañar y poner en evidencia la maraña completa del capitalismo. Entender el modo de estar del capitalismo y las claves a través de las cuales se forja su ser material y simbólico, su ser territorial.

Este libro, estudiando el caso de Chevron y de su conflicto con las comunidades de la selva y el estado ecuatoriano, se suma al desafío de desenredar el entramado de la complejidad sistémica del capitalismo del siglo XXI, para dilucidar las pistas tanto de la dominación como de la emancipación.

De venta en Siglo XXI, IIEc, y librerías como Gandhi, Fondo de Cultura Económica y El Sótano.


Índice

Chevron: la territorialidad capitalista en el límite - Ana Esther Ceceña

Primera parte: Chevron y el mercado petrolero

Trayectoria y competencia en el mercado mundial petrolero - Raúl Ornelas

Del antitrust al trust, una vuelta al comienzo. El camino de Socal a Chevron - Rodrigo Yedra

Energía: devenir del poder tecnológico petrolero - Abdiel Hernández

Segunda parte: Las disputas territoriales de Chevron

Asedios a la Amazonia ecuatoriana. La selva como construcción social - Daniel Inclán

La disputa legal por la Amazonia ecuatoriana - Sandy Ramírez

La catástrofe de la sociedad de los hidrocarburos: las actividades de Chevron y otras empresas energéticas - David Barrios


Chevron: la territorialidad capitalista en el límite

Ana Esther Ceceña

No acepten lo habitual como cosa natural,

pues en tiempos de confusión generalizada,

de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada,

nada debe parecer imposible de cambiar.

Bertolt Brecht

Chevron es una de las más grandes empresas globales del planeta. Su historia se remonta al siglo XIX cuando el petróleo se instala como pivote del acontecer capitalista. Chevron localiza, extrae, procesa y distribuye hidrocarburos, uno de los mayores negocios de nuestros tiempos. La esencialidad del petróleo en el funcionamiento global otorga a sus productores, además de ganancias, un poder relativamente ilimitado.

En el año 1911 la empresa Standard Oil Company, creada por John D. Rockefeller en 1870, fue declarada ilegal por la Suprema Corte de Estados Unidos, por sus prácticas monopólicas. La empresa se vio forzada a fraccionarse en 33 unidades dispersas que propiciarían, en principio, una sana competencia en el sector petrolero. Un siglo después, la Standard Oil reaparece agrupada en sólo dos empresas gigantes, las dos mayores petroleras de Estados Unidos: Exxon y Chevron.

A lo largo de esos años, los capitales fragmentados encontraron el modo de volver a controlar los mercados de producción y distribución, de tomar una posición de supremacía en la competencia tecnológica, y su densidad y extensión económico-financiera es sustancialmente mayor que la que se tenía en los inicios. Dentro de Estados Unidos el monopolio se ha reconstituido aunque todavía mantenga dos cabezas. Nada permite prever que estas dos grandes se fusionen, pero tampoco hay motivos para asegurar que no sucederá. En todo caso, la amplitud del mercado que cada una controla les permite mantener sus espacios relativos y no desgastarse en un enfrentamiento ruinoso entre sí. Al contrario, alianzas para trabajar juntas, como la que se perfila actualmente para apropiarse del petróleo mexicano,1 las colocan como la fuerza principal del mercado mundial, como el motor que mueve al capitalismo.

Su actividad genera a la vez una mercancía, un modo de vida y una materialidad. Es un motor que da cuerpo, contenido y dinámica al capitalismo de nuestros días, que lo apuntala y lo diseña en el mismo acto. Por eso estudiar Chevron requiere cavar profundo y extenso. Implica desentrañar y poner en evidencia la maraña completa del capitalismo. Entender el modo de estar del capitalismo y las claves a través de las cuales se forja su ser material y simbólico, su ser territorial.

Texaco, hoy Chevron, devastó medio millón de hectáreas de selva amazónica buscando petróleo. Generó conflictos entre poblaciones desplazadas y asentadas. Contaminó el ambiente y dejó residuos tóxicos que han hecho perdurable el daño. Se niega a contribuir en el remedio ecológico y ha llegado al absurdo de demandar al país que recibió el perjuicio. Ha logrado que las instancias de justicia de Estados Unidos e internacionales fallen a su favor exigiendo que el estado ecuatoriano indemnice a la empresa y cargue con sus daños.2 El caso, importante en sí mismo, da elementos suficientes para caracterizar al capitalismo contemporáneo a partir de un hecho que no le es extraño, sino un modo regular y reiterado de funcionamiento de sus sujetos activos más dinámicos: las grandes empresas.

La memorable Standard Oil, conocida en el mundo por su comportamiento saqueador, tramposo e impune, reaparece en Chevron y Exxon repitiendo la historia. Al pasar del tiempo el poder acumulado por esta o estas corporaciones es sustancialmente mayor, como también son los efectos de su desempeño. Standard Oil, Exxon y Chevron constituyen un paradigma: el “modo de producción específicamente capitalista”, como lo denominara Marx, se hizo a su imagen y semejanza. Estas corporaciones han modificado la territorialidad mundial, su contenido material y la visión que hoy se tiene del mundo; su huella territorial, material y simbólica como forjadoras del capitalismo forma parte sustancial del modo de ser y de estar del sistema-mundo dominante contemporáneo.

Este libro, modestamente, estudiando el caso de Chevron y de su conflicto con las comunidades de la selva y el estado ecuatoriano, se suma al desafío de desenredar la maraña de la complejidad sistémica para dilucidar las pistas tanto de la dominación como de la emancipación.


1 En el proceso de privatización del petróleo mexicano Exxon y Chevron han hecho una alianza que les permitirá entrar como gran competidor frente a los otros contendientes. Sus intereses estratégicos parecen ser mucho más importantes que las posibles controversias o disputas puntuales que puedan tener (Proceso, 2016).

2 Véase el detalle de este proceso en el texto de Sandy Ramírez, en este mismo volumen.

 

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