Yankees go home! Nueva ofensiva de Estados Unidos sobre los pueblos de América

Ana Esther Ceceña

Humberto Miranda

Aunque parece ya lejano porque ocurrió en marzo 2008, el ataque presuntamente colombiano a Ecuador en la provincia de Sucumbíos marcó el inicio de un nuevo ciclo dentro de la estrategia estadounidense de control de su espacio vital: el Continente americano. No se trató de un hecho aislado sino de una primera piedra de un camino que continúa abriéndose paso con el golpe de Estado en Honduras y el convenio entre Estados Unidos y Colombia para instalar 7 nuevas posiciones militares estadounidenses en Sudamérica.

El golpe de Estado en Honduras (uno de los eslabones más frágiles del ALBA), conducido por un militar hondureño formado en la Escuela de las Américas, tramado en vinculación con la base de Palmerola, consultado con el personal de la Embajada norteamericana y asumido por la oligarquía hondureña (que si existe es por el auspicio de los intereses norteamericanos que requieren parapetarse en socios locales), es el primer operativo de relanzamiento de la escalada iniciada en Sucumbíos.

Honduras constituyó el elemento desencadenador o, mejor, la cortina de humo que dio paso a la reactivación del proyecto interrumpido después del ataque a Sucumbíos: el establecimiento de una sede regional de la llamada guerra preventiva en América, justo al lado del Canal de Panamá y en la entrada misma de la cuenca amazónica pero, lo más importante en términos estratégicos coyunturales, en las fronteras de los procesos incómodos para los grandes poderes mundiales liderados por Estados Unidos.

 

 

 

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